El deporte es uno de los mejores aliados de la salud mental. La práctica de ejercicio físico, tanto en las actividades de la vida diaria como de forma reglada, contribuye a que nos encontremos mejor. Pero, ¿eso significa que previene la aparición de trastornos psiquiátricos como la ansiedad o la depresión?
Hay múltiples estudios que responden de forma afirmativa a esta pregunta. Por ejemplo, el realizado por el equipo de investigación de Gabriel Rodríguez, profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF) de la Universidad Politécnica de Madrid, que se publicó en 2015 en Revista de Psicología del Deporte.
La principal conclusión fue que “los sujetos con niveles altos o moderados de actividad física total y en el tiempo libre presentan niveles de salud mental superiores a los de aquellos que realizan un nivel bajo de actividad física”. Además, los autores del estudio constataron que “el nivel de la actividad física realizada en el tiempo libre se relaciona de forma inversa con la vulnerabilidad a los trastornos mentales”.
La investigación se llevó a cabo con una muestra de más de 1.400 personas de entre 15 y 74 años residentes en la Comunidad de Madrid, a las que se entrevistó para conocer tanto la actividad física que practicaban –en su tiempo libre, en el trabajo y en sus desplazamientos- como su estado de salud mental. El 15 por ciento padecían algún tipo de trastorno mental y el 19,8 por ciento realizaban ejercicio de forma insuficiente.
Al evaluar solo la actividad física en el tiempo libre se observó que el riesgo de padecer enfermedades mentales en los individuos suficientemente activos (los que se situaban en niveles altos o moderados de ejercicio) se reducía más de un 50 por ciento cuando se comparaba con los insuficientemente activos.

¿Qué mecanismos explican la relación entre ejercicio y salud mental?

¿Cómo modifica el deporte nuestro cerebro? Los autores de esta investigación afirman que todavía no hay evidencias científicas suficientes que permitan explicar el poder del ejercicio frente a la patología mental. “Se ha intentado establecer una causalidad bioquímica del efecto de la actividad física sobre la salud mental, sin resultados definitivos”, relatan. No obstante, “se ha encontrado evidencia de que el apoyo social y el compromiso que se genera alrededor de la actividad física podrían explicar en gran medida los efectos observados en los cambios de ánimo”.
En cuanto a los mecanismos concretos implicados en ese efecto beneficioso, señala la hipótesis de que algunos de los principales neurotransmisores (sustancias utilizadas por las neuronas para comunicarse entre sí) se activan con la actividad física. Serían las hormonas del denominado cuarteto de la felicidad: serotonina, endorfina, oxitocina y dopamina.

Serotonina

La serotonina es la hormona que se segrega, según Pico, cuando “nos sentimos importantes. Eleva nuestra autoestima y nuestra confianza”. La práctica de deporte promueve su liberación porque implica la superación de retos y fortalece el sentimiento de formar parte de un colectivo con el que nos identificamos. No en vano, las personas con depresión y ansiedad presentan niveles muy bajos de esta hormona.

Endorfina

“La endorfina funciona en el cerebro como si fuera un analgésico”, comenta el psicólogo. De hecho, a menudo se alude a ella como la morfina natural. Se segrega con el ejercicio, propiciando un estado de relajación. Su liberación es especialmente beneficiosa frente a estados de estrés y de miedo.

Dopamina

Es el neurotransmisor del placer por excelencia. Se segrega cuando algo nos estimula o nos hace sentir bien. En el deporte, alega Pico, “aspectos como la superación de retos o la aprobación de otras personas producen placer, lo que nos impulsa a seguir practicando”.

Oxitocina

Es la hormona encargada de equilibrar los vínculos emocionales y afectivos. Con la práctica deportiva se establecen relaciones interpersonales que favorecen la segregación de esta hormona.